

Autor: Pau Ninja
Actualizado en septiembre, 2023
Todos los inversores acostumbramos a empezar más o menos del mismo modo.
Al principio eres ahorrador.
Vas acumulando dinero en el banco, después lees porque a parte de ahorrar hay que invertir, y te encuentras que tienes bastante pasta (relativa) en la cuenta bancaria.
Para algunos serán unos pocos miles, o incluso alguno que otro me ha dicho, oye que tengo 50.000 euros y no sé en qué invertirlos.
El caso es que cuando haces el paso de ahorrador a inversor, esté en el punto que estés en cuanto a liquidez, no hay nada más estresante que tener que tomar una decisión sobre cómo invertir una gran cantidad de efectivo.
De nuevo, esa «gran» liquidez será relativa de cada uno, pero el sentimiento de ansiedad puede estar presente por igual al que tiene que invertir un monto de 5.000€ que de 50.000€.
El instinto de muchos inversores particulares suele tender hacia una inversión DCA, o Dollar-Cost Averaging (es decir, Promedio de Coste en Dólares).
Invertir un poco de cada vez se ha convertido en parte de la sabiduría popular relativa a las inversiones.
De hecho yo la uso con los robo advisors para los fondos indexados en los que voy aportando un poquito cada mes.
Esto se debe en parte a la confusión que rodea a algunos sistemas contributivos, como los planes de pensiones.
En este sentido, hay que tener en cuenta que estos planes en realidad no utilizan el dollar-cost averaging, ya que invierten completamente en fondos en cuanto está disponible la contribución de una persona.
Por otro lado, a muchos inversores se les ha metido en la cabeza que es una locura intentar saber cuándo los mercados han alcanzado un mínimo o un máximo.
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¿Invertir gradualmente?
Así que, ¿por qué hacer una apuesta grande poniendo todo ese dinero en el mercado al mismo tiempo? ¿No sería más inteligente invertirlo de forma gradual?
Muchos inversores no se dan cuenta de que una inversión DCA implica una apuesta.
Al invertir con una estrategia DCA se está apostando a que el mercado bajará durante un tiempo y luego se recuperará.
Al hacerlo, están añadiendo más incertidumbre a la planificación de sus carteras.
En su artículo titulado, “Dollar-Cost Averaging: Realidad y Ficción”, Maciej Kowara y Paul Kaplan de Morningstar abordan los mitos que rodean a la inversión DCA frente a la inversión LSI (Lump-Sum Investment, es decir, invertir todo de golpe).
En concreto, demuestran que la estrategia DCA ha producido menores retornos históricos a largo plazo que la LSI.
Al mismo tiempo, la rentabilidad del sistema DCA posee más incertidumbre que los resultados que se obtienen con la técnica LSI. Esto podía implicar un mayor riesgo a la hora de satisfacer un objetivo de inversión.
¿Te hará más rico una inversión DCA?
Tomar la decisión de invertir una gran suma de dinero en los mercados es algo que suele venir acompañado de un temor.
¿Qué pasa si los mercados se hunden mañana? ¿O la próxima semana? ¿O incluso dentro de un año?
La realidad es que nadie sabe lo que harán los mercados mañana, o dentro de una semana, o en un año.
La expectativa de que el mercado podría hundirse dentro de una semana no está basada en más evidencias que la idea de que las acciones podrían subir un diez por ciento.
Pero lo más importante es analizar las matemáticas de una inversión DCA frente a una LSI. En este sentido, de media, una inversión DCA no te hará más rico.
Retrasar tus activos
Cuando el retorno esperado de los mercados es positivo, retrasar parte de la entrada de tus activos en el mercado implica renunciar a las ganancias que (de media) podrías haber logrado con el dinero que tenías reservado.
Esto se puede demostrar mediante los datos históricos relativos a acciones estadounidenses de capitalización elevada desde 1926.
Kowara y Kaplan calcularon los resultados de una estrategia LSI a lo largo de periodos de dos, tres, cuatro y hasta 120 meses, comparándolos con el patrimonio final conseguido al distribuir la inversión total en fracciones mensuales a lo largo de dichos periodos.
Entonces, calcularon el porcentaje de casos en los que una inversión DCA era superior a una LSI para cada periodo de tiempo.
Los resultados fueron esclarecedores. Si analizas el periodo medio de 10 años, en nueve de cada diez veces un inversor que hubiera metido poco a poco su capital en el mercado habría acabado con menos dinero que si se hubiera limitado a meterlo todo al principio.
Aunque es posible que esto contradiga la creencia popular sobre la inversión DCA, resulta sencillo encontrar la lógica: en un mercado alcista (como el de las acciones estadounidenses de capitalización elevada a lo largo del último siglo), cuanto más retrases la entrada de tus euros al mercado, más probable será que te pierdas las ganancias que podrías haber logrado.
Las medias a largo plazo ocultan los baches.
¿Qué pasaría si un inversor hubiera metido 100.000 euros en junio de 2008, justo cuando la crisis financiera global estaba a punto de estallar?
¿No habría sido mejor realizar una inversión DCA y poder aprovechar los precios inferiores? Pues bien, incluso en 2008, una inversión LSI haría sido una mejor opción.
Para ilustrarlo, Kowara y Kaplan analizaron los resultados de una cartera formada sólo por acciones y otra cartera con una ponderación 60/40 de acciones del S&P 500 y bonos.
Pues bien, a pesar de la enorme caída de las inversiones en 2008, no es difícil entender el motivo de la superioridad del enfoque LSI: desde que tocó fondo a principios de 2009, el mercado de valores estadounidense ha sido continuamente alcista.
Pues bien, como el mercado fue bajista sólo al principio, un inversor habría dispuesto de más tiempo para recuperarse y habría tenido más dinero metido en los mercados durante el mínimo, en comparación con un inversor DCA.
¿Y qué hay de los inversores que dispusieron de una gran suma de dinero en junio de 2009, pero que (conmocionados por la crisis financiera) la invirtieron poco a poco en lugar de hacerlo de golpe? Habrían llegado tarde al mercado alcista.
Por supuesto, las bolsas no siempre rebotan con fuerza después de una gran caída.
¿Qué habría pasado si las acciones hubieran subido y bajado a lo largo de un periodo de tiempo prolongado, sin un rumbo fijo? En este caso las cosas están menos claras.
Es posible que el ejemplo más famoso de un mercado sin rumbo fijo se produjera en la década de los 70.
Con una economía asolada por la “estanflación” (crecimiento lento y desempleo elevado) y los tipos de interés elevados, los mercados de valores tuvieron problemas durante toda la década.
Pese a ello, en este caso hubo suficiente movimiento ascendente como para que una cartera completamente invertida (sólo en acciones o con una proporción 60/40) superara a una inversión DCA.
En concreto, la estrategia LSI fue un 23 por ciento en el caso de la cartera compuesta sólo por acciones, y un 33 por ciento en la cartera 60/40.
Sin embargo, la historia fue un poco diferente durante la década de los 2000. Con dos mercados bajistas en un periodo de 10 años, el S&P 500 fue bajista considerando el promedio anual durante esta década.
En este entorno, una inversión DCA habría superado a la cartera compuesta sólo por acciones, básicamente porque el mercado de valores fue bajista durante un largo periodo de tiempo (algo poco habitual).
Sin embargo, la cartera 60/40 habría seguido beneficiándose de la estrategia LSI, superando a la inversión DCA en un 6 por ciento.
¿Reduce el riesgo una inversión DCA?
Esta pregunta es un poco más difícil de responder.
Implica comparar el riesgo de una estrategia que invierte por completo desde el principio con otra que acumula gradualmente la exposición al mercado.
Sin embargo, si analizamos la variabilidad de los resultados, en realidad la estrategia LSI presenta un perfil de riesgo inferior.
Intuitivamente, puede parecer que realizar toda la inversión al mismo tiempo es más arriesgado que hacerlo de forma gradual.
Tasa Interna de Retorno
Para llegar a este resultado, Kowara y Kaplan usaron la Tasa Interna de Retorno (TIR) de las carteras, para así poder medir su rendimiento.
La TIR considera tanto los tiempos como la magnitud de los flujos involucrados.
Por lo tanto, es posible establecer una comparación significativa entre la TIR y el más familiar Retorno Ponderado por Tiempo (TWR, por sus siglas en inglés), que es otra forma de llamar al retorno total.
De media, la TIR y el TWR de la cartera de acciones usando una inversión DCA y LSI resultaron ser prácticamente iguales.
Sin embargo, la TIR demostró una mayor variabilidad, es decir, la distribución de su valor es fue amplia que en el caso del TWR.
Pues bien, usando la incertidumbre de la TIR como métrica del riesgo, una inversión DCA parece ser inherentemente más arriesgada que una estrategia LSI.
En este sentido, es posible conseguir con facilidad una TIR que supere el TWR.
También es posible afrontar de forma sencilla los rendimientos más bajos. Además, la variación de la TIR es mayor que la variación del TWR.
En pocas palabras, con una inversión DCA hay más incertidumbre sobre lo bien o lo mal que resultará una inversión.
Conclusión
El problema fundamental con una inversión DCA es que se trata de una estrategia que depende del momento. Guardar el dinero e invertirlo más adelante sólo tiene sentido si los inversores creen que los precios de los valores que tienen pensado comprar caerán durante un tiempo y luego acabarán subiendo.
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